En los últimos años ha habido varias fuerzas que han aumentado la competencia entre empresas. Tales fuerzas son, por ejemplo: la mejora de las instalaciones de transporte, las regiones comerciales y la tecnología de la información. Estas fuerzas han permitido el aumento de la globalización, lo que ha incrementado la competencia. Estas mejoras de la calidad han obligado a las empresas a centrarse en la reducción eficaz de los costes siempre que sea posible. Como resultado, muchas empresas han subcontratado actividades de fabricación a países de fabricación de bajo coste, lo que significa que la gestión de la cadena de suministro se ha convertido en una nueva frontera en la estrategia empresarial. El método más conocido para estimar los costes de un producto es la modelización eficaz y correcta de las actividades. Sin embargo, la externalización de las actividades de fabricación a otros países puede tener dos vertientes. Por un lado, puede haber ganancias positivas, como el aumento de los beneficios derivados de la deslocalización. Por otro, pueden aparecer de repente costes imprevistos o indirectos que creen problemas de inversión. El término que mejor describe esta situación en una empresa es estrategia de la cadena de suministro, que no debe confundirse con gestión de la cadena de suministro. La estrategia de la cadena de suministro es un proceso iterativo que evalúa las compensaciones coste-beneficio.
