El suelo es la capa superficial erosionada y fragmentada de la corteza terrestre. Se forma inicialmente por desintegración y descomposición de las rocas mediante procesos físicos y químicos y está influenciado por la actividad y los residuos acumulados de numerosas especies de animales microscópicos y macroscópicos. El proceso físico de meteorización que provoca la desintegración de las rocas en pequeños fragmentos incluye la expansión y la contracción causadas por la alternancia de calentamiento y enfriamiento, las tensiones resultantes de la congelación y descongelación del agua y la penetración de las raíces, y la abrasión o trituración por partículas abrasivas transportadas por el hielo o el agua en movimiento y por el viento. Los procesos químicos que tienden a descomponer los minerales originales de las rocas madre incluyen hidratación, oxidación, reducción, disolución y disociación, inmovilización por precipitación o eliminación de componentes por volatilización o lixiviación, y diversas reacciones de intercambio fisicoquímico. Los productos sueltos de estos procesos de meteorización suelen ser transportados por las aguas corrientes, los glaciares o el viento, y depositados en otros lugares.
